martes, 29 de julio de 2008

Los silencios…

LOS SILENCIOS…

A Maca


¿Qué es el silencio, si no
una carencia de tu voz?...
¿Qué es la falta de tu voz, sino
la carencia de sonidos?...
¿Qué es la falta de sonidos, sino,
-en un espacio de vacíos-
la ausencia caprichosa
de tu imagen y el amor?...
Dime…
¿Qué es el silencio, sin el sonido de tu voz?...


tonycarso

LA ESCALERA

"Cuando un hombre planta árboles bajo los cuales sabe muy bien que nunca se sentará, ha empezado a descubrir el significado de la vida."
Elton Trueblood

A Magari



LA ESCALERA

- ¿Dónde estás?... –balbuceó el bebé con palabras incoherentes-.
- ¡Aquí!... Aquí arriba. –Respondió otro balbuceo también de palabras incoherentes-…
Y gateando se encaramó temerario a los primeros escalones de la Gran Escalera.
- ¿Dónde estás?... –preguntó ansioso el niño con sus primeros años de verde Vida-.
- ¡Aquí!... Aquí arriba... –respondió una voz clara, límpida y dulce-… Y con denuedo, alegrías y fastidios, ascendió más escalones de la mano de sus mayores.
- ¿Dónde estás?... –gritó el púber en su silencio con sus doce etapas marcadas en su psiquis-.
- ¡Aquí!… Aquí arriba… -respondió una voz indefinida-
… Y con las energías de criatura joven ascendió escalón tras escalón, los que iban surgiendo de la nada… Más tarde, siguió escalando de a uno y de a dos en tanto le dieran sus piernas, sin prever que ascendía encaramado al torbellino de cada nueva sensación.
Calló así durante un tiempo su inquietud… Y también calló aquella voz… Pero cuando el niño se sintió hombre después de mirar hacia atrás, la recordó… Y la inquietud se hizo nuevamente carne en él.
- Oye… Disculpa… ¿Aún estás ahí?
- Aquí estoy… Nunca me fui.
- Pero dime… ¿Dónde?
- Aquí… Aquí arriba. Te estuve esperando.
… Y el hombre sufrido, de huesos maltrechos y líneas de tiempo en su rostro, entregó su mirada triste hacia la nada y trepó uno, dos y más escalones con mucho esfuerzo.
- ¡Caramba!... –exclamó el anciano-… ¿Porqué no una escalera mecánica?...
Agitado. Casi en un ahogo suplicó:…
- Oye… ¡Por mil demonios! ¿Por dónde andas?... ¡Déjate ver de una buena vez!
- ¡Aquí!... ¡Aquí arriba!… -respondió una voz cascada y temblorosa-
- Ven, sube un escalón más. –dijo la misma voz con palabras que apenas se entendieron-
Tomó de sí mismo las pocas fuerzas que quedaban y depositó el pie en el siguiente escalón… Y cayeron sobre él, el bebé, el niño, el púber, el adolescente, el adulto y el hombre… Pero ya no sintió el peso de todos ellos. Ya no el agobio. Su mente proyectaba en letanía, un adormecido…
- ¿Dónde estás?…
- Aquí… Aquí estoy… –respondió el silencio-
- Fue largo el camino. Ven, toma mi mano y a partir de ahora recorramos juntos, el descanso y el olvido.