miércoles, 30 de julio de 2008

Entre luces y sombras

Entre luces y sombras

Mis pies se deslizan por senderos de baldosas
que guardan en dibujos de tiempos solitarios,
respetuoso silencio… en compañía de mis lentos pasos,
y la complicidad de fantasmas de la quieta madrugada.

Quietas las calles, quieta la plaza, quietos los árboles.
También los vientos que aquietan ramas…
Y hasta quietos están los nocturnos trinos
de zorzales adormecidos.
Sólo luces artificiales y aquellas sombras
que de obstáculos obligadas se desprenden
en intención de fuga ansiada,
sin comprender que los grilletes
la engarzan por siempre a sus plantas
hasta que la llegada del alba
rompa las cadenas de su prisión acostumbrada.
Más tarde… Nuevamente en la noche…
En repetición viciada. Eterna.
Mientras tanto, mientras aquella llegue
atisbo las sombras… Pero ninguna figura humana
descubro en ellas… Y continúo el camino
tan solo en compañía de mis tiempos,
de mis intenciones y mis pensamientos.

A mi alrededor… Nada. Un transparente vacío.
Ni seres, ni vehículos… Y los sonidos… Dormidos.
Sólo luces artificiales y aquellas sombras
que de los obstáculos se deshilachan
con la obsesión de escapar de su encierro
sin aceptar que por siempre su existencia
será sin cambios, sólo de obstáculo, su sombra.

(¿Será ésa mi existencia ser sólo sombra de un obstáculo?)
(¡No importa!… ¡Vivo!… Continúo…)

Y quiebro con suavidad de ternura como en tantas noches
un gajo poblado de perfumadas abelias
entre luz simulada y sombra de obstáculo.
Más allá los jazmines ofrecen sus ramilletes blancos.
Y en otro más allá, un poco más alejado
solícito entrega a mis hambrientas manos
el paraíso, un nuevo manojo de diminutos gajos.
Mientras su tronco es obstáculo,
del que no sólo se desprende vida,
también se desprende sombra.
Me cuelo a través de ella y por un instante
soy nada. Nada veo. Nada siento. Nada pienso.
… Y presiento que como la sombra de un obstáculo,
quedo por su hechizo encadenado.
Más, el amor llama… Al menos el mío.
El que yo siento… Y salgo.
Me quito la sombra de aquel árbol
y continúo mis pasos por las veredas
de baldosas cómplices y silenciosas
que también poseen luces y aquellas sombras.
Y me deslizo sobre ellas, casi volando
para llegar en intención enajenada
hasta el umbral y la reja de tu nueva casa.

Tampoco ahí las baldosas hablan.
Nada me cuentan de tu alma descalza

Su mutismo es mi silencio
como lágrimas en mis ojos
por un ramillete de flores
en donde se niega a la ofrenda
un oculto balcón en lo alto.
Como lo era en un tiempo
que ya es anciano, en lugar lejano.
Mientras en tu casa, los sueños
cubren su interior entre sombras
de obstáculos, prisioneros como
en un devenir eterno.

Tu presencia, mi luz… Más tarde,
en mis ojos las sombras otra vez
de aquel obstáculo encadenado… Y después…
Me pierden mis pasos en tiempos oscuros
entre brumas, silencios y luces.
… Y las sombras a su vez.
Entonces, regresan los sonidos,
los seres, los vehículos y de los zorzales, sus trinos.

¡Iluso!

¡Iluso!

‘A Maca’

¡Iluso!… Creí que el diamante tallado
por tus manos, oculto en tu pecho, era mío.
Que en cada cara y en cada borde
nuestro amor y su historia, habrías contenido.
Más, de cada mañana, al abrir su puerta
no encuentro su luz… sólo oscuro vacío.
No destella por mí, la piedra preciada, sus brillos.

¡Iluso!… -Me flagelo-
¡Crédulo!… ¡Qué desatino!…
Creer que aquel sendero
era el tuyo y el mío.
Gemí cuando abrí mis ojos
al ver sólo mis huellas, en el camino.

¡Ay de ti, y de mí!

¡Ay de ti, y de mí!

‘A Maca’




¡Ay de ti!…
Cuando ya no encuentres
una flor que recojan tus manos
de la ventana.

¡Ay de mí!…
Cuando a esa flor de cada noche
ya no vayas a buscarla con ilusión
en las mañanas.

¡Ay de ti y de mí y nuestras Almas!…
En la Vida, su Universo y en las alboradas
cuando lloren huérfanas, desprotegidas, desorientadas,
la crueldad de silenciosos desencuentros
en inciertos caminos. Solitarias.

¡Ay de ti y de mí y nuestras Vidas!
¡Tan solo ayes de ausencias y desesperanzas

Tal vez en alguna tangente

Tal vez en alguna tangente


Cierto día, tú y yo unidos. Un acto sublime de la Vida.
En el tiempo, un camino, el tuyo… Y otro mío.
Ya casi alejados, pero aún cercanos. Paralelos.
Con alguna que otra tangente en puntos distantes.

Hoy, tal vez te ausentes con la inseguridad en tus pensamientos
y con ello, mis pasos nocturnos y su ofrenda, también alejes.
Después… En una mañana, tal vez me pierda en el hastío
Y con ello, también aleje, mis diurnos pasos por tus veredas.

Tal vez en futuros, que no existen
nuestros caminos ya no se encuentren.
Y los tiempos vacíos, en esas tangentes,
se vuelvan indiferentes con tantos silencios.

Mi Alma se queda conmigo

Mi Alma se queda conmigo

¿Sabes?… no te preocupes en buscar a mi Alma
ella está conmigo, en mis brazos. Resguardada.
La encontré hoy, en horas de la tarde.
Tan sola… Tan huérfana… Tan desolada…
En un rincón frío de aquella… ¿La recuerdas?…
La ventana de la que fue tu casa.
La que yace ahora, en la oscuridad de un hueco,
vacía, triste y solitaria.

Lloraron un instante en mis ojos, sus miradas,
algunas lágrimas que de esa noche, le quedaron.
Guardé silencio. No atiné a preguntar nada.
Sabía de su estado… Pues, lo mismo en mi ser latía.
Fue entonces que…
extendí en señal de abrigo, el calor de mis brazos
y se avino pronta a mí, acongojada.

Por eso mi bien, ahora…

Te dejo las palabras silenciosas en mis escritos.
Por ellas sabrás, que de alguna manera tú has vivido.

Te dejo la mirada profunda de mis ojos
inserto en la profundidad de la mirada de tus ojos.


Te dejo el murmullo de mi voz de otros tiempos,
en arrullos de los tiempos de un mañana.

Te dejo mis aromas, para cuando haya dudas
te convenzas que en tu Vida, he existido.

Te dejo en tu hambrienta y sedienta boca
mis besos ardientes de los que has comido y bebido.

te dejo en tu piel mi piel, para que tu Alma siempre,
permanezca encendida lejos de un olvido.

Pero… Lo que no he de dejarte mi bien,
lo que no he de dejarte,
es mi Alma afligida.
Ella se queda conmigo.

Ambos tenemos una meta…
Ambos debemos hacer nuevos caminos.
Debemos sacudir las sombras
y encontrar un nuevo destino.

Te dejo una Vida de ensueños
entre las realidades y las fantasías
para cuando ambos miremos el cielo,
-tú en tu Vida y yo en la mía-
en noches sembradas de estrellas
recibas mi tierno beso,
mientras tus ojos en ellas, sonrían.

El hombre… ¡Qué tristeza!

El hombre… ¡Qué tristeza!

A mis hijos y a Magari

Qué tristeza el hombre,
revive las sombras siniestras
cargadas de miedos, de llantos, de hambre,
muerte, desolación y angustia.
En su obsesión alocada, toma
la paleta y pinta
con pincel de ambición
sobre lienzos ajenos
imágenes de ayes
de un gran dolor.

Unta colores de sangre.
Color de cuerpos tendidos
besando la tierra
o mordiendo los pastos
u orando al cielo
con ojos cerrados.
Ya muertos. Despedazados.
Sentados. Torcidos. Desarticulados.

Qué tristeza el hombre.
Descorre las lajas
que cubren las tumbas
que a los despojos otrora sellaran.

Después de exterminio y
mutilación de la vida,
revive en la frialdad,
desgracia, desastre, orfandad y masacre.

… Y nos trae la guerra
la viste de gloria
simulando con ella
colores que la paleta no tiene.

Tiñe el pincel, tiñe la tela
de rojo, de negro y gris.
Los cuerpos están sin cabezas.
No tienen brazos, ni piernas.
Es más…
Con tristeza, la Vida comprueba
que casi ni el cuerpo
al cuerpo le queda.

GALIMATÍA



GALIMATÍA

- Es sencillo señor… ¡Usted está muerto!…
… Y comenzó a descender en su silencio. Sus ojos se hundieron en el rostro como también su cabeza entre los hombros.
- ‘¡Muerto!’ –Se dijo con un pequeño movimiento de labios-‘¡Muerto!’ –Se repitió- ‘¿Cómo es esto de estar muerto cuando yo me siento bien vivo? ¿Desde cuando estoy muerto?… Enviaré un correo electrónico a la empresa y en el reclamo les hablaré de ese muchacho y su comentario absurdo y grosero… ¡Muerto! Pero… ¿Qué comió?… Seguro debe tener un mal día.’
- No señor. No tengo un mal día. Aquí en el historial hay un informe con todos los pasos que dan nuestros empleados para verificar el ID de los clientes una vez por año, y en su caso nos respondieron desde su domicilio que había fallecido. –Sonó fría y segura la voz de aquel muchacho, agregando con solvencia una sugerencia- … Envíe su inquietud con todos sus datos por mail.

‘Muy señores míos:’
‘Ante tamaña y desvergonzada actitud, me dirijo a ustedes esperando recibir una explicación coherente de lo que los llevó a suprimir mi ID de su sitio y no permitirme el acceso a mis productos… Que me den una satisfacción no menos coherente sobre el comentario vertido por su representante que tuvo un sentido macabro, tenebroso, descalificador, preocupante y delicado desde el punto de vista personal y… ¿Porqué no también legal?… Que restituyan la entrada al servidor tan veloz como lo cancelaron… Y que…’ -El mail partió con su contenido completo. Él estaba satisfecho-
- ‘¡Muerto!… Están todos locos. Los valores morales ya no existen en esta humanidad.’
- ¡Hola Maryan!… ¿Cómo estás mi amor?… Se te ve muy desmejorada, como si no hubieses descansado en toda la noche. ¿Qué le pasa a tu carita?… Tus ojos están triste. Hmm… Estuviste llorando. Mi amor… ¿Qué es lo que ocurrió?
- …………
- … Está bien, si quieres permanecer en silencio, hazlo. Si los demás no respetan el sentir de cada uno, yo no voy a hacer lo mismo. ¡Qué hermosa eres con la carita sin maquillaje! Discúlpame mi amor, debo terminar esta tarea antes de que vengan a buscarla.
- ‘¡Muerto!… ¡Qué locos!’
- ¡Hola hija!… Me vienes al dedillo. No puedo dejar el negocio solo o con Maryan, y espero a una persona con la que debo tratar personalmente, a su vez, hay una diligencia pendiente… ¿La puedes hacer por mí?…
- … ¿Qué?… No señora, lo que Usted busca está en el nivel inferior de la galería… ¡Señora!… ¡Señora!… ¡Señora!… Pero… ¿Es sorda?… No es por ahí. ¡Señora!… ¡Señora!…
- ……………
- ‘Bueno… ¡Que haga lo que quiera!… Al fin y al cabo cada uno es dueño de hacer lo que le venga en ganas en esta vida.’
- ‘¿Hace tanto calor?… Todos están casi desnudos y yo siento un poco de frío… ¿Estaré por enfermar?’
- Pensándolo bien, no te veo con un buen día tampoco a vos hija. Tus ojeras hablan por sí solas. Es mejor que vaya yo a realizar la diligencia y de paso entro un poco en calor. Les dejo sobre la mesa escritorio las llaves del local por si tienen que salir. Regreso en pocos minutos.
- ……………
- ‘¡Qué extraño!… Ni siquiera me miran cuando les hablo. ¿Qué será lo que las aqueja?… Mejor no les pregunto nada, porque no quiero discutir ni hacerme problemas con ambas. Cuando se calmen y vuelvan a la normalidad, hablarán.’
- ‘¡Qué increíble!… La gente está loca. ¿Es posible que la Navidad ponga a todos así?… ¿Será esa la causa de la tristeza de mi hija y de Maryan? ¡Qué locura!… ¡Todos atropellan!… Ni siquiera miran hacia donde van. Todos están distraídos o ensimismados…’
- ¡Epa, señora!… ¿No ve por donde camina?…
- ……………
- ‘¡Qué barbaridad!... Ni tan siquiera se detuvo para disculparse. Ni idea tienen que la vida no es comprar y agasajar. Estoy bien seguro de que no poseen el más remoto concepto del significado de la Navidad. Han tergiversado el verdadero sentido de esta celebración.’
- ‘Recuerdo en mi infancia, mamá no se volvía loca por efectuar compras para el festejo. La fecha tan solo representaba una conmemoración religiosa y recogimiento por la noche –Misa de gallo-… Y una reunión familiar al día siguiente con una buena comida. Había sí, regalitos, pero no se trastornaban. Hoy es un… ¡Viva la Pepa!’
- ‘Tal vez sea así… Tal vez de la otra manera. No se puede estar seguro de cómo es en su generalidad. De hecho, ésta es la realidad en la que se llevan por delante los unos con los otros en el mayor de los desórdenes y con la mayor de las irrespetuosidades.’
… Y así se alejó por la avenida Rivadavia farfullando sus pensamientos y molestias. La gente obsesionada y apurada continuaba en su atropello, mientras él intentaba evitar los encontronazos gracias a su agilidad a pesar de los años que se le fueron subiendo lentamente a su espalda; saltaba de un lado a otro, lo que le era más fácil que detenerse y pedir explicación.
- ‘¡Muerto!… ¡Qué locos!… Utilizan cualquier medio para jorobar al prójimo… ¡Y estos ojos que me tienen del “tomate”!… Molestan bastante y no me permiten ver bien… Bueno, tengo que aceptar que hay mucho resplandor y puede influir. Arden bastante y no puedo mantenerlos abiertos.’
- ¡Señora!… Esa perrita no está sola… ¡Señora!… ¡A Usted le estoy hablando!… Esa perrita está conmigo. Le sugiero que la suelte… ¡Señora!… ¿Usted es sorda que no escucha lo que le estoy diciendo?… ¡Suelte ya a ese animal!… ¿Quiere ver que no es suyo?… ¡Pachi!… ¡Vamos! –La perra pegó un brinco desde los brazos de la mujer y se alejó al paso de él-
Atónita, alcanzaba a decirle a quien la escuchara, que esa perrita estaba abandonada, y que, por favor, la ayuden a retenerla. Nadie le prestó atención. Muchos la miraron como se mira a un enajenado y continuaban absorbidos en los desasosiegos que provoca la víspera de la Noche Buena y Navidad.
- ‘¡Locos!… ¡Todos están locos!… No les basta con lo que poseen que quieren complicarse con lo ajeno… Y pensar que pertenezco a esta especie.’
- ¡Vamos Pachi!… Sigamos nuestro camino.
Llegaron al ciber. Estaba vacío y ya enfrente de la pantalla, buscó y abrió todas las páginas… Pero… cuando llegó a aquel sitio, se le cayeron las expectativas. Aún estaba vedada la entrada. No podía pasar la barrera impuesta por la no aceptación de su ID. No maldijo. Pero les envió un insulto… Y comprobó por otro lado que existía una leyenda en la parte superior como título:
- “Ha dejado de pertenecer a la comunidad de...”
- ‘Estos estúpidos me dan por muerto en serio. Esperen a que reciban el mail y la carta documento y ya veremos como cambian las cosas. ¡Torpes!… Ni se imaginan el daño que ocasionan… ¡Arderán en los infiernos si es que estos existen!
- ‘¿¡Muerto yo!?…’
- ‘Pero… Es extraño. Siento frío… Mucho frío… Y estamos en pleno verano… ¡Y este enjambre de tela de araña en mis ojos que dificulta la visión!’
- ¡Pachi!… ¿Vamos?…

Tonycarso

Hagamos la guerra... Total...



Hagamos la guerra... Total...

‘A mi hija Laurita, como guía en La Vida, que la ayude a discernir entre La Estupidez y El Sentido Común’
(En virtud de la invasión a Irak de la mano de EEUU)
¡Está jodida la cosa!
Los ‘cuerdos’, desatan la guerra.
Los ‘locos’ nos abstenemos.
“¡Que importa en la humanidad, tu parte,
si lo que quiero es ayudar la mía!”

… Y tal mensaje nos mina.
… Algo así como:
“Vale más esto mío, que aquello que es lo tuyo.
Es más, aquello tuyo, también es mío,
por lo tanto te conmino que te vayas,
que abandones estas tierras
y me dejes aquí el mando.
Me lo des sin consecuencias… O arrepentimientos.”

“¿Usurpación?… Y… ¡Sí!
… ¡O te vas, o te cago a patadas!
Sin importarme, cuantos de los tuyos
y de los míos, caigan”

“Todo esto, en aras de apaciguar presiones
de grandes capitales y ambiciones,
y algunas cosas mías que cargo a mi espalda.”

“¿Los saldos?…
¡Ah!… Los saldos…
Y… ¡Bueh!… Después lo vemos.
Ahora, iniciemos la guerra.
Eso sí, no te rindas.
Si no te has ido
no sirve de nada.
Matemos un poco de humanos
y que éstos queden bien muertos.
Desparramemos más químicos.
Que queden los campos yermos.
Que no se pueda acariciar tan siquiera
las cuerdas de una guitarra.
Que ni vuelen los pájaros…
Sólo misiles y balas.
Que lloren los niños.
Ellos no comprenden. No saben nada.”

“No importan las formas
en que los cuerpos queden.
Mirando hacia el Este o hacia arriba.
Masticando la arena
o besando la tierra.
Torcidos, derechos, sentados
o despedazados.
Pero eso sí
que haya heridos y muertos.
“¡Qué importan posturas!
Lo que sí importa, es ganar la guerra
a costa de sangre y vida de otros.
No la nuestra… ¡Total!
La historia, según el que escriba
lavará cerebros”… -El agresor proclamaba-

… Y por más que grites,
la diplomacia vendrá
en un caño de acero
que pondrán en tu cara.
Y… “¡Que hagas silencio!” -Dirán-
Porque eres nada.
… Y mucho menos
cuando volar intentas
por tus propios medios.

Entre ideologías, religiones,
costumbres obligadas
y pasiones egoístas, descontroladas,
la tierra se hunde, se despedaza.
… Y el hombre no sabe,
o sabe, y prefiere ignorarlo;
en esta tierra, no es el que manda.
Está la Vida, que lleva las riendas
y él, complemento minúsculo
que nada comprende,
en su universo está solo de paso
y lo que la historia escriba
lo leerán sucesores de aquellos muertos.
Y tal vez, con un poco de suerte
¡Ni ellos!… porque,
en una de ésas,
en La Tierra quede nada.

Sólo la Vida en un rincón escondida.
Dispuesta y con ganas
a reiniciarse pronta,
pero sin el desliz,
sin aquél descuido.
Y en su nuevo intento,
seguro,
no hará del hombre,
-Conejillo de India-
su triste ensayo.

Tonycarso

FRÍA DESNUDEZ

FRÍA DESNUDEZ

A Maca

… Y llegó el otoño
después de aquel verano.
Lentamente de tu árbol
las hojas se tiñeron
ya sin aliento,
sin sabia, sin vida.
… Y fueron cayendo.
Se desprendieron para
mirar hacia arriba,
desde la tierra.
Tu árbol quedó desnudo.
... Y nuestro amor
desnudó con él.
Tonycarso

¿Y AHORA?... ¡QUÉ!

“El sol grita su luz... Y nosotros la ignoramos sumergiéndonos en la oscuridad de la noche.”
Tonycarso

A Magari

¿Y AHORA?... ¡QUÉ!

- “El tiempo se nos viene encima. La noche nos pisa el Alma y el mundo se halla inmerso en la oscuridad”…
Tales eran los pensamientos de aquel guerrero cansado, agobiado por las inclemencias de las confrontaciones en batallas con seres como él. Seres que defendían sin conocimientos de lucha, lo poco que poseían: sus pequeñas pertenencias, sus familias, sus causas, sus motivos por conservar la Vida, y que en su mayoría eran avasallados por el poder organizado del hombre ambicioso y despótico.
Él había sucumbido cuando joven a los hechizos de la empuñadura de plata y oro de la que sería su espada. Ella en sus manos era conducida como ninguna. Todos murmuraban la posibilidad de una energía propia que regía los destinos de otras vidas con tamaña destreza… Y por el sendero del corte exacto a la altura del cuello, dejaba un torso huérfano, sin cabeza, sin brazos, o sin piernas, despedazando en un vaivén de armoniosos movimientos, un cuerpo que caía lentamente sin vida, mientras de él se alejaba la sangre y su alma se desvanecía en un infinito de niebla y polvo, cargado de historias apagadas.
Agotado, angustiado, abatido en los constantes desafíos con sangrientos desenlaces en enfrentamientos propios de quien depende de sus armas, provistas por un ejército de conquistas, para combatir ideas y bienes ajenos, considerados impropios por el poderoso. Cansado de manchar la tierra y su cuerpo con el fluir de la sangre y presenciar despojos como alimento de alimañas y aves de rapiña, aplastó el polvo del camino con sus rodillas descubiertas, dejó las manos apoyadas en la empuñadura gastada de su espada clavada en la tierra e intentó ocultar entre ellas su curtido rostro inundado por las lágrimas, de aquella luna curiosa que a toda costa quería saber de su dolor.
Suplicó perdón a la Vida por su pobreza en un delgado hilo de voz lastimera desde lo más profundo de su garganta seca, con ansias de redimirse mientras que por las cuencas de sus ojos brillosos pasaban las imágenes de la última cruenta batalla. Todo un pueblo había sucumbido ante su espada y la de sus compañeros.
Con furia irguió su cuerpo. Tensó las fibras de cada músculo y se encaminó resuelto hacía el borde del acantilado; con un grito desgarrador que nació de toda una vida cargada de muertos, arrojó su espada y tras ella, su cuerpo inició el descenso vertiginoso que lo llevaría por el sendero de la oscura eternidad.

… Y en aquel silbar del viento en sus oídos, con una mirada vacía de tiempos, se pregunto…
- ¿Y ahora?… ¡Qué!
Un golpe seco se propagó en eco y penetró en el corazón de la Tierra; fue entonces que el guerrero se perdió en las sombras de una noche sin ambiciones ni dueños.