miércoles, 30 de julio de 2008

¡Iluso!

¡Iluso!

‘A Maca’

¡Iluso!… Creí que el diamante tallado
por tus manos, oculto en tu pecho, era mío.
Que en cada cara y en cada borde
nuestro amor y su historia, habrías contenido.
Más, de cada mañana, al abrir su puerta
no encuentro su luz… sólo oscuro vacío.
No destella por mí, la piedra preciada, sus brillos.

¡Iluso!… -Me flagelo-
¡Crédulo!… ¡Qué desatino!…
Creer que aquel sendero
era el tuyo y el mío.
Gemí cuando abrí mis ojos
al ver sólo mis huellas, en el camino.

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